martes, 18 de diciembre de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA HACERSE HERMANO EN UNA HERMANDAD?


Hacerse esta pregunta es fundamental. 
Las Hermandades son asociaciones públicas de fieles con una finalidad principalmente de culto, aunque también se proponen el ejercicio de la caridad(ayudar a los demás) y del apostolado(llevar las almas a Dios). Ninguna de estas funciones se pueden separar en la vida de una Hermandad. Por tanto, el que quiere incorporarse a alguna de ellas, se hace miembro mediante un acto personal por el cual, como creyente se ofrece a Dios y entra en comunión espiritual más estrecha con la Iglesia, comunidad de los seguidores de Jesús, entre los cuales se encuentran las Hermandades. Tal paso implica un compromiso serio, y significa la voluntad de profundizar su sentido y amor de Dios por una conversión que ha de proseguirse durante toda la vida.

Así pues, para hacerse hermano se ha de ser creyente y bautizado para estar capacitado al dar el paso de forma responsable ante Dios y la Iglesia, en este caso, representada por la Hermandad,  para responder ante el compromiso que voluntariamente se va adquirir al pedir la admisión y jurar las Reglas.

Es necesario que antes de unirse a un Hermandad, haya un proceso de discernimiento y reflexión ante el paso que se va a dar. Esta actitud de discernimiento debe acompañarnos toda la vida, especialmente apoyada desde la Hermandad por los períodos de formación que ofrezca, tan necesarios para profundizar nuestra fe y el conocimiento de Dios y la Iglesia. Así como las normas morales. Es decir, se debe profundizar en la vida cristiana,  e impregnarse del espíritu de las Reglas que marcan las pautas de la Hermandad y que siempre están en sintonía con las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia.

Después de su compromiso, el miembro de la Hermandad mira a los demás miembros de la misma como a hermanos y se ha de considerar a si mismo como un testigo de la vida cristiana en medio del mundo; y tomar más conciencia de ello en todos los ámbitos  de su vida (familiares, profesionales, sociales, etc.) y cristianos (eclesiásticos, parroquiales, y cofrades).

Para todo cristiano, y por tanto para todo hermano, es importante la vida espiritual, que se ha de cuidar con la oración y el silencio personal. Esta vida de oración es favorecida en el seno de la Hermandad mediante los Cultos a los Sagrados Titulares, principalmente por medio de la celebración de la Eucaristía en quinarios, triduos, misas de Hermandad y la misa dominical. Es un modo de crear la comunión con Dios y con el prójimo y, depende sobre todo de una actitud interior para escuchar a Dios. También la Estación de penitencia es un momento privilegiado para la oración, la reflexión, y el sacrificio en silencio. 

Contemplando la Pasión, muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Momento central de la fe de la Iglesia. Por eso, se nos invita a que además de hacer la Estación de penitencia, asistamos y participemos, en la medida de lo posible, en los oficios del Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección).

Para cuidar y acrecentar no sólo la fe, sino la vivencia en Hermandad, ésta organiza actos de diversa índole donde los hermanos confraternizan: cultos, y otras actividades enfocadas al diálogo, la formación, la convivencia y el ejercicio de obras de caridad.

En definitiva, hacerse hermano de una Hermandad, no es simplemente porque te gusta el paso, los titulares, o alguna cosa material, que no está mal, sino que compromete a esa persona a asistir a los cultos, participar en la vida de hermandad, y demás normas que tienen aprobadas las Hermandad, además de sentirte llamado por la forma de trabajar, de hacer las cosas y sobre todo de una verdadera Hermandad Católica.

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